lunes, 26 de diciembre de 2011

Papá cuéntame otra vez... (música y realidad social)



Con estas palabras empieza una de las canciones de Ismael Serrano. Un grito a la rebeldía de los que luchan por la libertad y la democracia. Ahí va la letra, cuya última estrofa tiene una actualización continua (Bagdad, Afghanistán...):

Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito
de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo,
y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana,
y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.

Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis

estropeando la vejez a oxidados dictadores,
y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona
en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita

de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia,
y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo,
y como desde aquel día todo parece más feo.

Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada

y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada,
al final de la partida no pudisteis hacer nada,
y bajo los adoquines no había arena de playa.

Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba

se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas,
y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias,
pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza.

Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis,

que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París,
sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual:
las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más.

Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad.

Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.

 

Sweezy, Capítulos V y VI


Sweezy a lo largo de su obra continúa abordando el concepto de “reproducción simple” refiriéndose a un sistema capitalista que mantiene las mismas dimensiones y proporciones. Para que este hecho se pueda llevar a cabo los capitalistas deben reponer anualmente “el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo” (Ibid, 1982:87). Lo que significa como aclara el autor que “el valor del capital constante usado en la rama de artículos de consumo debe ser igual al valor de las mercancías consumidas por los obreros y capitalistas dedicados a producir medios de producción” (Ibid, 1982:89). Por tanto, este concepto alude a una característica esencial del sistema capitalista como es su constante interés de “ampliar el capital” (Ibid, 1982:91), de manera que parte de su plusvalía se convierte en capital adicional. Esta acumulación le permite poder poseer aún más plusvalía, que se vuelve a convertir en capital adicional y así sucesivamente. Este deseo de acumulación proviene del deseo del capitalista de aumentar el valor proviene de la posición que va a ocupar dentro de la organización de la producción social, ya que “el éxito en la sociedad capitalista consiste en aumentar el capital propio”(Ibid, 1982:92) pues si no se continúa el camino  de la acumulación, se encuentra en el peligro de perderlo todo. En el análisis marxista se parte de que “la acumulación implica un aumento en la demanda de la fuerza de trabajo”, sin embargo, como apunta Sweezy la “fuerza de trabajo” no es una mercancía ordinaria, que ante una subida de la demanda de la misma aumentaría el precio de ésta. (Ibid, 1982: 96) Por tanto, era necesario ofrecer una respuesta a esta cuestión. Ricardo ofrecía la respuesta a través de la teoría de la población, sin embargo, Marx apunta otra argumentación. Para encontrar las causas de qué era lo que retenía a los salarios, Marx apuntó hacia la ideal del “ejército de reserva”, es decir, “obreros desocupados, que mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante, hacia abajo, en el nivel de salario” (Ibid, 1982:100), su origen viene especialmente de aquellos que han sido desplazados por la maquinización del trabajo. De manera que “mientras más fuerte sea la tendencia de los salarios a subir, más fuerte será también la presión del ejército de reserva para contrarrestarla y viceversa” (Ibid, 1982:101). Junto a esta destrucción del trabajo a través de las máquinas, las crisis y las depresiones se convierten en un factor importante para reconstruir “el ejército de reserva”. (Ibid, 1982:102)

Por otro lado, otra de las leyes fundamentales de Marx es la “ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia”, donde se demostraba que ciertos obstáculos internos se oponían al “desarrollo indefinido de la producción capitalista” (Ibid, 1982:109). Para ello Marx enuncia seis causas “que contrarrestan la tasa descendente de ganancia”. En primer lugar, “el abaratamiento de los elementos del capital constante”, donde el uso creciente de la maquinaria disminuye el valor por unidad del capital constante (Ibid, 1982:111); en segundo lugar, “el aumento de la intensidad de la explotación”, como por ejemplo con la prolongación de la jornada de trabajo; “la depresión de los salarios más debajo de su valor”, “la sobrepoblación relativa, pues con la existencia del ejército de reserva conduce a la creación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y una tasa de ganancia relativamente alta (Ibid, 1982:112) y el “comercio exterior” al abaratar los elementos del capital constante. A pesar de todo, Sweezy realiza una crítica y apunta que lo que se puede decir sobre este tema es que “la tasa de ganancia bajará si el porcentaje de la plusvalía es menor que el porcentaje de la disminución de capital variable con respecto a la total” (Ibid, 1982:115). Este autor en este capítulo pone de manifiesto que no es posible demostrar una tendencia descendente de la tasa de ganancia comenzando el análisis por la composición orgánica ascendente de capital (Ibid, 1982:118). Lo que sí queda claro, es que la “composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de plusvalía, y en esa forma, a acrecentar el volumen de la plusvalía más allá de lo que éste hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital” (Ibid, 1982:119). Por otro lado, el autor apunta a una serie de fuerzas que son claves a la hora de deprimir por un lado, y elevar, por otro, la tasa de ganancia. Aquellos factores que la deprimen son: los sindicatos, la acción del Estado en beneficio de los trabajadores. Por otro lado, aquellas fuerzas que elevan la tasa de ganancia son: las organizaciones patronales; exportación del capital; formación de monopolios y acción del Estado en beneficio del capital.  

sábado, 10 de diciembre de 2011

EL "PRODUCTO" ANTI-CRISIS

El 20-N, España eligió al "producto" de la solución. No hicieron falta muchos maquillajes comunicativos para que el resultado fuera la mayoría absoluta del PP. La situación política española estaba muy por encima de todas las técnicas de la mercadología política. El mejor relato construido era el que cada ciudadano poseía en su hogar. Los eslóganes de aquéllos que estaban en el poder perdían toda la credibilidad, por ello su tarea fue la de desenmascarar al adversario. Ese enemigo político no tenía que realizar una gran estrategia para ganar, las grandes cifras habían conformado su mejor relato. Por mucho que Rubalcaba intentara desvelar sus verdaderas intenciones programáticas, Rajoy lo tenía todo ganado.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que ese argumento de los socialistas tampoco era una buena estrategia a seguir. En primer lugar, Mª Dolores de Cospedal había hecho explícito un programa detallado con medidas restrictivas antes de las elecciones; en segundo lugar, CIU, que ya había puesto en marcha en Cataluña un programa bastante austero, ha mantenido el apoyo de los ciudadanos. Por tanto, el relato de la "austeridad" no era tan oculto y, en cierta manera, era lo que pedían los ciudadanos ante la percepción de éstos del despilfarro realizado por el Gobierno de Zapatero. El discurso que sí estaba bien construido era el del mal uso de los fondos públicos mientras que el de la austeridad, por mucho que Rubalcaba intentara desvelarlo, era el último recurso estratégico a seguir.

A pesar de todo, Rajoy se ha erigido como el político de las soluciones. Sin duda, compartirá y seguirá con gran agrado las directrices de Merkozy, reducirá el déficit con sus medidas de austeridad, lo que no queda tan claro son sus proyectos a la hora de crear empleo e incentivar la economía. Puede que su victoria se encuentre un poco envenenada, pues las ilusiones perdidas muchos españoles residen en su persona. Sin embargo, la salida de la crisis y, especialmente la creación de empleo, son promesas muy fáciles de hacer en una situacios de crisis como la actual pero muy difíciles de llevar a cabo. Si existiera la revocación del mandato, no sería tan fácil hablar por hablar.

viernes, 2 de diciembre de 2011

UN ALEGATO UNIVERSAL

Ávida de conocer nuevas lecturas, me encontraba revisando estanterías y estanterías de libros cuando de pronto leí algo, un título que no me iba a dejar indiferente. Inevitablemente, desde ese momento estaba claro que el libro no iba a quedar relegado en la estantería y que iba a ser mi próxima lectura. Su título: Le dernier jour d´un condamné. En esta obra Víctor Hugo cuenta los últimos pensamientos de un reo meses antes de ser ejecutado. No se conoce ni su nombre, edad o causa de su reclusión pero sí su angustia, soledad e impotencia. Es un relato estremecedor que se constituye como un verdadero alegato contra la pena de muerte. En él el prisionero muestra la desesperanza de un hombre que como relata: "tiene una enfermedad mortal, una enfermedad construida por la mano de los hombres".
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En su época esta obra recibió muchas críticas ya que se consideraba un relato incompleto. Pero la originalidad y grandeza de esta obra estriba en la universalidad que Víctor Hugo ofrece a este libro. Este autor no habla de un condenado en concreto, sino del condenado universal, es decir, de cualquier ser humano que es castigado a estas penas que desgraciadamente aún existen en parte de nuestro mundo. Él no quería que el lector prestara atención a detalles, que al fin y al cabo, son superficiales y específicos de cada reo. Víctor Hugo quería clamar sobre la crueldad y la irracionalidad de la pena de muerte. Y lo consiguió. Para comprobarlo, sólo hay que sumergirse en su lectura.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

"Ciencia y método"

La lectura de Roberto Carballo intenta concretar los argumentos de las lecturas anteriores en relación al tema de la ciencia y el método. En este artículo se vuelve a confirmar la idea de la ciencia como "una actividad humana y social" que por otro lado, ha ayudado a emerger un sentimiento de prepotencia en los individuos y le ha otorgado un carácter de fe a sus "realizaciones humanas". A pesar de todo, la ciencia cada vez es más consciente de su "relativismo", pues las leyes que surgen poseen siempre un carácter provisional. 

Carballo argumenta que la "ciencia es utilizada como un instrumento de dominación social", de manera que el cuerpo científico se resiste al cambio de paradigma y, por otro lado, los resultados se expresan en un lenguaje no-universal que resulta incomprensible para el resto de seres humanos. Lo que sí hay que tener en cuenta es que lo que verdaderamente distingue al quehacer científico es su "consciencia y su sistematicidad, ambas derivadas de su aspecto más significativo: su método".

La ciencia se ha encontrado en su historia con los problemas de la demarcación de lo científico. Popper lo relaciona con "las hipótesis o teorías que pueden ser refutadas por la experiencia", mientras que Longo apuesta por el hecho de que "se ha de explicar la realidad partiendo de ella misma". Por su parte, Carballo considera que los criterios de demarcación conducen a formas dogmáticias de concepción de la ciencia. 
Por otro lado, la ciencia también se constituye como una "concepción del mundo". Su característica más importante "el método" también se encuentra cargado de ideología, pues ésta impregna todas las etapas de la investigación. Dichas etapas consisten en: "descripción, clasificación, explicación y verificación, utilizándose alternativamente tres modos de inferencia: deductivo, inductivo o inductivo probabilístico y reductivo". Es decir, en primer lugar se encuentra la investigación de la realidad, para continuar con una observación de los hechos que irá seguido de un proceso de abstracción en el que se describirán y clasificarán los elementos y relaciones de esa realidad con el objetivo de formular una hipótesis. En tercer lugar, esa hipótesis se va a desarrollar deductivamente. A través de la concretización de esta fase se consigue una teoría que, con posterioridad,s ería comunicada para superar la contrastación intersubjetiva. El método de investigación debe diferenciarse del método de exposición, ya que la investigación abarca todo el conocimiento científico mientras que la exposición sólo es posible cuando se finaliza la primera etapa de la investigación.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El mecanismo de la investigación científica

En este capítulo Longo explica cuáles son los pasos a seguir para desarrollar una investigación. Para ello, este autor parte de que "el conocimiento siempre se inicia a partir de los hechos, a partir de la observación de los mismos". Pero en este proceso, es necesario aclarar como explica Gorki que "el hecho todavía es únicamente la materia prima". De este modo, el veradero objetivo de la investigación científica es "descubrir, tras la apariencia de los fenómenos, su verdadera esencia".

Por tanto, la primer tarea a realizar es observar los hechos con el objetivo de descubrir cuáles son las relaciones que existen entre sí para, con posterioridad, encajar los resultados en un esquema coherente para que la totalidad pueda constituir, como indica Schumpeter, una explicación coherente y verosímil. La segunda etapa consiste en formular la hipótesis. En esta fase, el investigador necesita de la "fantasía creadora" pues es esa capacidad a través de la cual "se pueden crear imágenes subjetivas distintas de aquellas observadas de la realidad". Bajo estos parámetros, la realidad puede "conocerse" a través de las hipótesis que luego se comprobarán y se podrá "modificar", pues el hombre puede crear la imagen de lo que no es pero que pretende conseguir. Esta fantasía, que debe estar controlada por una "lógica férrea y rigurosa" necesita de la intuición, pues el pensamiento canaliza aquellas versiones mentales que sean "más verosímiles o más racionales".

La tercera etapa consiste en comprobar de forma rigurosa las hipótesis formuladas, por lo que es necesario volver a observar los hechos así como profundizar en su análisis. Este proceso es así ya que la correspondencia de los hechos reales con las teorías formuladas es el "único criterio para comprobar la verosimilitud de una determinada hipótesis". La cuarta etapa está destinada a "modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizada con anterioridad". 

Schumpeter, por su lado, realiza una descripción detallada de este proceso cognitivo: una vez que se han identificado los fenómenos es necesario conceptualizar los contenidos para continuar buscando más datos empíticos con los que contrastar los hechos percibidos al principio. De este modo, la elaboración teórica y la formulación de los hechos se complementan pero no coinciden y ningún proceso puede sustituir al otro. Radice lo resume de la siguiente manera: "hacer ciencia supone crear hipótesis y someterlas a una verificación experimental. Por tanto, de las ideas debe pasarse al control experimental y a nuevas ideas en el caso de que, tras una verificación más profunda, nos veamos obligado a cambiar las hipótesis".

Otro hecho a tener en cuenta, como continúa explicando Longo, es que el trabajo de un investigador individual está siempre integrado en el seno de una investigación colectiva, pues el primero parte no sólo de los hechos observados por él sino también de otros hechos descubiertos y analizados por otros, hecho que ocurre de igual manera con las hipótesis. De este modo, concluye Longo "el investigador individual utiliza las conclusiones y las elaboraciones de otros científicos como partes integrantes de su propia investigación y elaboración". De todas estas características se derivan dos consecuencias: "la condición esencial para utilizar las investigaciones de otros es que por nuestra parte hayamos iniciado una elaboración propia" y, en segundo lugar, "no sólo las concepciones y las ideas evolucionan históricamente sino que también lo hacen los conceptos que las expresan", por lo que es necesario crear un marco conceptual para cada investigación. 

Las conclusiones a las que llega Longo son las siguientes: toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto, a su vez utiliza un determinado método que al final consigue obtener una determinada visión científica de la realidad. Al final, las sucesivas investigaciones que se realizan sobre la realidad enriquecen a la ciencia pues ese contenido pasa a formar parte del nuevo esquema de la realidad que surja. Lo más esencial es que en la ciencia, lo más esencial es el método, y su objeto es "proporcionar una visión de la realidad cada vez más exacta".

jueves, 3 de noviembre de 2011

Materialismo y dialéctica

La segunda lectura intenta responder a la pregunta de ¿qué es una concepción del mundo? Engels la define como "una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto". De tal manera que existen una serie de creencias y principios que de manera inconsciente en los individuos se encuentran explícitas en la cultura de la sociedad en la que viven. A pesar de todo, Engels continúa explicando que aunque exista una formulación explícita de esos principios, no se puede derivar fácilmente la concepción del mundo que opera en esa sociedad, pues esta concepción posee un carácter de "sobreestructura" que impide que se explicite directamente. El autor argumenta que las concepciones del mundo se presentan como sistemas filosóficos que difieren de las ciencias positivas, aunque en los planteamientos más ambiciosos de Platón y Hegel intentaron dar el contenido de estas ciencias. Esta concepción fracasó en el siglo XIX con la disgregación del sistema filosófico de Hegel. Las principales causas por las que no se desarrolló la filosofía sistemática es por la aparición del conocimiento científico que se constituyó durante la Edad Moderna. La característica clave de este conocimiento es la capacidad que posee para ofrecer "previsiones exactas", hecho del que carecía las concepciones filosóficas. Sin embargo, como explia Engels, esta carencia es "necesaria" puesto que la "concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo".

A continuación, Engels analiza y describe "la concepción materialista y dialéctica del mundo" la cual describe como "explícita". Otro de sus rasgos es que no se puede considerar que los elementos "explícitos" de los que consta conforman un sistema superior al positivo. De esta manera, Engels conforma esta concepción filosófica como un nivel de pensamiento científico. Por todo ello, queda claro que no se puede configurar un conocimiento "aparte" que sea superior al positivo y que ya que se inicia desde la ciencia real su objetivo es poner de manifiesto cuál es la motivación de la ciencia en sí misma, lo que se denomina "inmanentismo", es decir, "la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo y no en instancias ajenas". Este postulado es la base de la concepción marxista, es decir, el mundo debe explicarse por sí mismo (materialismo). 

El otro concepto clave es el de "dialéctica". Para comprenderlo es necesario tener claro que para realizar el principio del materialismo se utiliza el análisis reductivo que reduce los fenómenos complejos a nociones más homogéneas, obviando en el caso ideal las connotaciones cualitativas. Por otro lado, este análisis permite que se pueda formular conceptos adecuados. Desde este punto de vista, al descartar la parte cualitativa de los fenómenos complejos, se pierde una parte de lo concreto de cada fenómeno, y esa parte es la decisiva, como aclara el autor, "para la individualización de los objetos". Las totalidades concretas vienen determinadas por el ámbito dialéctico. Por todo ello, la "dialéctica materialista" tiene como objetivo en recuperar lo concreto interviniendo únicamente los datos del análisis reductivo, con la nueva estructuración de estos datos en la formación concreta, "en los todos naturales". La esencia del análisis marxista es entender la individual situación concreta. Estas "concreciones o totalidades", como aclara el autor, son los individuos y las particulares formaciones históricas y también, el autor incluye "al universo como totalidad", aunque de una manera más "vacía" pensado desde la dialéctica.

La ciencia y la acción

La primera lectura de Gino Longo intenta responder, en un primer momento, a qué es la ciencia. Para ello acude a la definición de Schumpeter que la define como "cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo". Pero el autor continúa profundizando sobre dicho concepto para conseguir llegar a entener qué es el "conocimiento". Con este término se pretende descubrir "las leyes del universo empírico", es decir, de todo aquello que conforma y rodea al ser humano. Las principales características que se atribuyen al "conocimiento científico" se señalan a continuación. En primer lugar, proporcionar una descripción de la realidad y explicarla. Como Hegel apuntaba es indispensable mostrar la necesidad de los objetos para enmarcar a cada uno en el todo en el que se encuentra. La segunda característica es que la explicación que debe ofrecer de la realidad tiene que ser realizada a partir de ella misma, sin utilizar elementos extraños. El concepto que mejor define este hecho es el de comprender. De este modo, comprender el mundo ha conformado la historia del conocimiento científico. La aplicación del principio de que debe ser explicada a partir de ella misma y que es una singularidad de la ciencia también es una característica de todas las ciencias. Esta idea conlleva que se llegue al "materialismo filosófico", pues como explicaba Engels, "concebir materialmente la naturaleza no es sino concebirla pura". Carballo realiza una crítica de esta idea al argumentar que es una tarea imposible de llevar a cabo ya que "ni siquiera es posible delimitar la realidad objeto de estudio". Tras estas ideas, se deduce que una filosofía que pretenda ser científica debe ser materialista, para poder estudiar la realidad objetiva tal y como es. Por todo ello, el autor afirma que el marxismo es la "primera concepción del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia". 

Otro aspecto a destacar sobre el conocimiento científico es que éste se configura como sólo una parte de la actividad humana, por lo que el conocimiento en sí no puede ser un fin en sí mismo pues su fundamento clave es la "transformación de la naturaleza por el hombre". Por todo ello, el pensamiento y la acción se encuentra indisolublemente ligados, ya que el conocimiento es previo a la acción y para actuar se necesita un buen conocimiento de la realidad.

Como continúa explicando Longo, la ciencia tiene como objetivo el conocimiento, es decir, la búsqueda de la verdad de las cosas, pues de ese conocimiento se derivarán los instrumentos para poder cambiar dicha realidad. Otra premisa a destacar es que la praxis debe ser llevada a cabo por la acción colectiva, mientras que la investigación es una tarea individual, teniendo en cuenta que ambos aspectos son fenómenos sociales que no existen al margen de la sociedad. Para que ambos ámbitos tengan éxito, es necesario tener en cuenta que el hombre de ciencia no debe preocuparse de la práctica y debe evitar que estos técnicos obstaculicen su investigación. En contrapartida, el científico no debe guiar a los prácticos lo que deben hacer, sino lo que "deberían de hacer", es decir, la situación ideal. Si no es así, como explica Longo, se puede convertir en un ideólogo, función práctica que nada tiene que ver con la ciencia. Carballo vuelve a introducir un dilema al plantear que un científico también se erige como un hombre práctico, de acción. Con la premisa expuesta por Longo, se intenta alejar al hombre de ciencia de lo que es la política y obvia que el práctica actúa sobre "la base de su propio y ajeno conocimiento".


Peligro: se convoca referendum

Un referendum ha hecho temblar los cimientos de la Unión Europea. Este instrumento que en determinados países es necesario llevarlo a cabo para poder pertenecer esta organización, ahora también se ha configurado como causa para hacerla tambalear. En una lógica raciona, por tanto, ideal, la consulta al pueblo sobre el futuro de su país puede entenderse como un cabal paso a seguir. Sin embargo, en la espiral globalizadora, de continuos riesgos infundados, de desconfianzas irracionales en la que nos encontramos sumergidos, este instrumento de la democracia se convierte en la principal arma de destrucción. La situación alarmante de Grecia requiere de ese rescate, eso sí aceptándolo sin fisuras. Esta victoria de la política ante los mercados ha durado poco. Papandreu acepta retirar el referendum si se forma un gobierno de coalición, es decir, aceptando tomar la decisión por parte de las fuerzas del Parlamento consiguiendo así una mayor representación de la ciudadanía. Sin embargo, en casos como éste vuelve a tener vigencia el debate sobre la representación de los ciudadanos, ¿hasta qué punto la decisión de nuestros representados puede ser identificada con la voz del pueblo? ¿El mandato representativo debe tener límites? ¿Se debe optar por la revocabilidad del mandato? Mientras esto sea así, instrumentos más participativos como los referendum quedarán desdibujados y pues las decisiones tomadas del Parlamento se erigen como la genuina voz del pueblo. Por lo menos, estos aforados se encuentran guiados por el bien común ¿o no?.

miércoles, 26 de octubre de 2011

20-O

El día en el que abrí los ojos al mundo y respiré la suave brisa sevillana, el día en el que comencé a caminar y a ilusionarme y donde también se iniciaban los pasos hacia la complejidad de la vida de la que forman parte la desilusión y las caídas, el día de los encuentros de tiempos presentes y pasados. Sin embargo, desde este año, esta fecha ha dejado de ser anónima para la humanidad y en el futuro será mundial y nacionalmente recordada. El 20-O se ha convertido en un día controvertido. En sus horas ha germinado la esperanza de la paz y de la libertad.

Por un lado, nos encontramos con el anuncio de ETA del abandono de la lucha armada, noticia esperada en los últimos días y anhelada desde hace muchos años. Aunque aún existen sectores que propugnan la prudencia ante dicho comunicado, creo que esta vez sí ha llegado el momento definitivo para iniciar una nueva andadura. La experiencia es la que mejor demuestra que otra alternativa es posible. El apoyo que ha recibido Bildu en las instituciones es la mejor muestra para ver que desde la legalidad se pueden conseguir parte de los objetivos de esta formación de manera legítima. Evidentemente, el alma humana es muy compleja y no siempre todos los que participan en este entramado pueden convenir con la solución aceptada, por lo que se pueden producir disidencias que no cierren la puerta del todo a la vía armada. Antes de este anuncio, algunas noticias apuntaban a que dicho comunicado no se produciría hasta después del 20-N, es decir, hasta tener certeza del resultado electoral, pues con el Partido Popular en el poder la vía legal para Bildu podría tener dificultades. Sin embargo, este anuncio se ha hecho con un mes de antelación. Desde mi punto de vista, para ayudar al PSOE en lo que va a ser su derrota electoral. El PP ha moderado su mensaje en torno a dicha noticia para seguir manteniendo la popularidad en las encuestas. De una u otra manera, confío en que las armas no vuelvan a empuñarse y el pueblo vasco comience de nuevo a caminar...

Por otro lado, la detención y el asesinato de Gadafi. Esta noticia podría parecer que supone un nuevo panorama de libertad y democratización del pueblo libio. Sin embargo, dudo mucho de que los próximos pasos lleven hacia tal destino. El salvajismo sin escrúpulos con el que ha sido tratado la figura de Gadafi, las atrocidades cometidas por estos rebeldes a lo largo de los meses de guerra que ha vivido dicho país no deben quedar impunes. Gadafi gobernó con puño de hierro asfixiando a su pueblo. Ante tal situación, los ciudadanos libios se levantaron ante la injusticia que estaban viviendo para derrocar al tirano. Estos hechos no justifican la brutalidad manifiesta ejercida a dicho dictador y el salvajismo morboso de estos denominados rebeldes que han ido arrasando ciudades, cometiendo violaciones y comportándose con la misma brutalidad contra aquél a quién decían perseguir. Los medios de comunicación no han tenido ningún escrúpulo en publicar las imágenes denigrantes de un ser humano. El derecho a la información de los ciudadanos no va unido al derecho del morbo público. Informar de una muerte no significa jactarse de esa muerte. Ante tales hechos veo muy difícil que el camino del pueblo libio sea la democracia. Éste también vendrá determinado por los designios que las potencias que manejan los hilos del poder elijan.

El 20-O ha albergado momentos de esperanza y libertad, momentos de ilusiones y desilusiones, momentos de nuevos pasos y destinos, momentos de nuevas oportunidades y perspectivas, momentos de reflexión y arrepentiemiento... momentos que incitan a seguir caminando a pesar de las piedras que encontramos en nuestros destinos.

domingo, 16 de octubre de 2011

LIBERTAD


Esta viñeta de Forges que apareció la semana pasada en "El País", me parece un muy buen ejemplo para reflexionar sobre el concepto de "libertad". Muchos la entienden como algo tan simple como "hacer lo que cada uno quiera". Otra de las definiciones más extendidas es el afirmar que "tu libertad acaba cuando empieza la del otro", donde se introducen los conceptos de respeto y convivencia. Sin embargo, la clave para entender este concepto no viene determinada por el propio individuo sino por las alternativas posibles a elegir. Si esas alternativas no existen ¿dónde reside la libertad?

La fuerza de la VOLUNTAD

Siempre he creído en el antiguo dicho de "querer es poder". La voluntad del individuo es la mayor fuerza existente para poder llevar a cabo los objetivos de los seres humanos. Los obstáculos siempre se pueden superar si de verdad existe esa creencia en uno mismo y la creencia de que se puede llevar a cabo. Las desigualdades de nuestro mundo son fruto del egoísmo individual y la falta de voluntad, son derivaciones de aceptar vivir en una sociedad donde unos pocos de benefician en detrimento de la precarización de la mayoría. Como gran ejemplo, como informaba elpais.com el 9 de octubre, las indemnizaciones millonarias de los directivos de las entidades de ahorro arruinadas. A pesar que desde instancias superiores se instó a que se modificara la legislación para controlar el salario de los banqueros en 2009, modificación que se introdujo en la Ley de Economía Sostenible en dicho año, ese elemento que no se aprobó hasta marzo de 2011. Por otro lado, hasta junio no se estableció que el Banco de España pudiera redactar la circular de la vigilancia de las retribuciones que no se llegará a aplicar hasta 2013. La inmediatez brilla por su ausencia, pero siempre existen excepciones en las que la "voluntad" se impone, el mejor ejemplo el cambio del artículo 135 de la CE en apenas quince días. Las desigualdades nunca podrán superarse si esa "voluntad" no entra en escena. Ante hechos tan indignantes, no sólo esos actos por sí mismos son intolerables sino que la pasividad de la autoridad es la principal responsable de que nada cambie y se repita la historia una y otra vez, donde el pueblo siempre pierde.

viernes, 7 de octubre de 2011

"Les miramos a la cara... y les pedimos perdón"

Con esta entrada sólo quería aportar un artículo que leí hace unos años pero que no deja de tener actualidad. Está escrito por un corresponsal de guerra, Juan Cierco, en el que relata su indignación ante la superficialidad e ignorancia de muchos de los portavoces forjadores de la Opinión Pública de todos los tiempos que proclaman sus verdades desde una tribuna o un cómodo sillón olvidando el respeto de todos aquellos de los que hablan. Un relato que nos hace estremecer y avergonzarnos, sólo así se consigue la toma de conciencia y la rectificación. Ahí va, es de 1998 (ABC):

"Hablar por hablar"
  
Hablar por hablar. Sin conocimiento de causa. Sin vergüenza torera. Sin haber pisado nunca Oriente Próximo. Sin entender inglés. Con escasas nociones de francés. Mucho menos hebreo. Qué decir del árabe. Porque está de moda. Porque hay una guerra, o algo que se le parece demasiado. Porque el que habla no piensa, no estudia, no aprende, no se forma. Como ser humano. Como profesional. Como intelectual.

Es verano. No hay nada mejor con lo que intentar ganar votos. O si lo hay esto vende mucho. Recuerda al pasado. Se mezclan las churras de la guerra de Irak con las merinas del antisemitismo. Y los políticos se tiran a la piscina sin saber nada, sin que haya agua siquiera. Les importan muy poco las víctimas. Mucho menos los orígenes del conflicto. No leen, no escuchan, no miran. Hablan, gritan, vociferan, se insultan. Esta vez, el rehén: Oriente Próximo.

Se levantan y ven y leen (un resumen, no se vayan a cansar) y oyen lo que ha dicho el de la acera de enfrente para decir lo contrario, para decirlo más alto, para decirlo entre su coro de altavoces que producen urticaria. Su mezquina ilusión, que el mensaje sirva, sin contenido, sin más papel que ese de regalo que envuelve el vacío, la nada, la estupidez más supina, para un fugaz titular del telediario.

Confieso que llevo ocho años viviendo cada día en la región más convulsa del planeta. Que he visto la muerte en la cara de una mujer israelí, judía, sentada en la puerta de su casa. Una mujer trabajadora, con dificultades para encontrar a alguien que fuera a buscar a su hija a la salida del colegio. Sin dinero para pagar a nadie para hacer esa tarea que como tantas veces acaba haciendo la abuela. Y abuela y niña que se suben en el autobús rumbo a casa. Y la niña que le cuenta a la abuela que quiere una muñeca con melena rubia. Y la abuela que le promete una para su cumpleaños. Y un terrorista suicida palestino que se sube al autobús y se vuela en mil pedazos. Y un móvil que suena. Y una mujer que se desmaya. La madre, la hija. La abuela, la niña, muertas.

Confieso que he oído llorar a un niño palestino, musulmán, por ver a su padre, médico respetado en Ramala, educado en Zaragoza, casado con una española de Teruel, de rodillas, en calzoncillos, en mitad de ningún sitio, apuntado por el fusil de un recluta israelí de 18 años de edad que encuentra entretenido humillar a un ser humano delante de los suyos porque no tiene nada mejor que hacer a las siete y diez de la tarde.

Confieso que llevo ocho años viviendo cada día en Jerusalén, en Gaza, en Nablus, en Tel Aviv, viajando a Beirut, a Ammán, a El Cairo, a Bagdad, a Damasco, a Teherán. Que he recorrido todo el mundo árabe y musulmán. Que he convivido con israelíes y con judíos. Que he pisado mezquitas, iglesias y sinagogas.

Confieso que he entrevistado, algunas veces admirado, otras con una pinza en la nariz, a primeros ministros, a presidentes, a reyes, a alcaldes, a líderes políticos, a terroristas, a milicianos, a víctimas inocentes, a niños, madres, abuelos, padres, hermanos…

Confieso que he hablado con intelectuales, con profesores universitarios, con alumnos aventajados, con experimentados y sensatos diplomáticos, con analistas inteligentes, con periodistas de renombre, con historiadores, sociólogos, médicos, psicólogos, con militares críticos, con soldados criticados, con imanes, sacerdotes, rabinos, con ayatolás, con laicos, con ortodoxos, con sefardíes, con católicos, con asirios, con cristianos ortodoxos, con ashkenazíes, con chíies, con drusos, con kurdos.

Confieso que he leído, que he escuchado, que he olfateado, que he sentido, que he mirado debajo de las alfombras, que he reído con los vivos, que he llorado por los muertos, que he visitado en los hospitales a los heridos, que he visitado en sus casas a los huérfanos, que he hablado con el padre de un soldado secuestrado, que he hablado con la madre de un preso sin juicio, que he abrazado a un amigo muy cercano con su hijo momificado, con quemaduras de segundo grado en el 75 por ciento de su cuerpo después de un atentado suicida en Tel Aviv, que he consolado a un colega cuando despedía a su hermano, fotógrafo de Gaza, rumbo a Londres donde le iban a amputar una pierna e intentar salvar la otra después de un asesinato nada selectivo israelí.

Confieso que he repasado las resoluciones de las Naciones Unidas, que he seguido las sentencias de los tribunales internacionales, que me he aprendido de memoria todas y cada una de las hojas de ruta, todas y cada una desviadas, que se han diseñado en la región, que he viajado a Suiza para bautizar la iniciativa de Ginebra, que me he desplazado a Sharm Sheij y Taba cuando la paz parecía que estaba a la vuelta de la esquina, que me han enviado a Oslo para seguir unas reuniones secretas en las que se podían definir los parámetros de un acuerdo que se tocaba ya con las puntas de los dedos, que he acompañado a Miguel Ángel Moratinos, todavía enviado especial de la UE en Oriente Próximo, en su gira de despedida por Egipto antes de dejar su puesto.

Confieso que me he avergonzado de lo dicho por analistas que nunca han pisado Tierra Santa; por tertulianos dignos del despido inmediato, que sentencian con tanta rotundidad como ignorancia, con sólo segundos de margen, que el carné de conducir por puntos es una majadería y que en Oriente Próximo la paz es posible pero la guerra resulta inevitable, por pseudo periodistas que firman sus crónicas desde donde nunca han puesto un pie y a la vuelta de un viaje relámpago escriben un libro que encima se publica pero que nadie lee.

Confieso que me asusta el nivel de los políticos, de los columnistas, de los compañeros de profesión, de los embajadores y embajadas que te señalan con el dedo, de los pacifistas que empuñan las armas del insulto, de los arabistas que odian a los árabes, de los sesudos analistas de los centros de estudios estratégicos que con tanta estrategias apenan tienen tiempo para estudiar.

Si de todo opinan, si en todo actúan, si de todo saben como lo que saben de Oriente Próximo deberíamos echarnos a temblar. Cordura, por favor, por vergüenza propia y ajena, por respeto a las víctimas.

Confieso que después de ocho años en la región más compleja del planeta me queda tanto por aprender que me atrevería a dar dos puntadas sin hilo. Y en mi querido país todos tejen y tejen y vuelven a tejer y a algunos se nos cae la cara de vergüenza. Se nos viene el alma encima. Se nos encoge ese corazón con el que nos acercamos a compartir el dolor de esa madre judía a la que le sonó el móvil; de ese niño palestino que lloró desconsolado ante ese soldado poco mayor que él. Les miramos a la cara y cuando nos devuelven la mirada bajamos la cabeza… Y les pedimos perdón.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Las "ideas" se tienen, por tanto se pueden modificar

Cuando Ortega y Gasset afirmaba la frase "las ideas se tienen, en las creencias se está" apuntaba a que en nuestra vida existen unos hechos incuestionables, que no se ponen en duda, como por ejemplo salir de tu casa y saber que la calle se encuentra en el exterior. Sin embargo, las ideas pueden ser modificadas, de lo que se deriva que pueden ser creadas y construídas. En un mundo en el que, en gran medida, nos creemos virtualmente soberanos y somos efectivamente súbditos, en el que algo tan etéreo y abstracto como son las expectativas guían las decisiones económicas, y por ende, políticas, y por tanto nuestros destinos como ciudadanos, puede resultar muy fácil crear estados de opinión que en vez de avanzar por el bien de todos, guien los rumbos a retroceder para el conjunto y progresar para unos pocos.

Nos encontramos en un momento en el que las agencias de calificación, encargadas de asentar la "idea" errónea de dar alas a las hipotecas subprime y, por tanto con una gran responsabilidad en la génesis de esta crisis, siguen ordenando, calificando y determinando las inversiones, deudas, etc de otros países. El monopolio de estas agencias estadounidenses dirimen, en gran parte, los destinos económicos de los estados. A pesar de saber que sus opiniones son subjetivas y que muchos expertos las califican "de escaso rigor técnico", éstas se erigen como actos de fe a los que todas las fuerzas económicas sucumben. En el día de ayer Moody's rebajó la nota de solvencia de la deuda italiana advirtiendo en un informe que otros países del euro podrán también ver rebajada su capacidad crediticia. Estas estrategias son vistas por otros expertos como una manera de manipular la infomación para sacar inversiones de los países europeos (al bajar la calidad de su deuda) y trasladarla a Estados Unidos. 

Estas medidas que trasladan el pánico a los mercados son respondidas con medidas de austeridad por los gobiernos europeos que lo único que provocan es la paralización de la actividad económica. Los recortes no producen emprendores, ni generan nuevas inversiones sino que desaceleran el crecimiento y no consigue resolver el principal problema español: el desempleo. Por lo que nos encontramos ante una paradoja, la austeridad no produce el avance, pero los mercados la exigen para que el país pueda sobrevivir. Por todo ello, es necesario tener presente que las "ideas" que tenemos, son construidas, por lo que su principal virtud es que se pueden cambiar y, nunca deben llegar al estado de "creencias", donde las alternativas desaparecen. Como apunta Marco Antonio Moreno, en su blogsalmon.com un grupo de abogados españoles unidos bajo la plataforma "Unión por las libertades civiles y el Observatorio de los Derechos Económicos y Sociales" han sido los primeros en tramitar una querella ante la Audiencia Nacional contra dichas agencias acusadas de controlar los mercados financieros en beneficio de sus propios intereses económicos. Se estima que pudieron ganar alrededor de tres mil millones de euros de beneficios. Éste es sólo un primer paso, el fin es conseguir un contra-relato donde las "ideas" construidas caminen hacia el progreso y no hacia el retroceso.

domingo, 2 de octubre de 2011

Sólo nos falta volar

La educación constituye la base sobre la que se asienta el progreso de la humanidad. En tiempos pasados, la capacidad de alfabetización estaba destinada a las elites de la sociedad. Con el avance de los siglos y el desarrollo de los olas democratizadoras se consiguió que esta educación fuera accesible y obligatoria para la totalidad de la población. La educación pública es uno de los grandes logros conseguidos por la historia y también uno de los flancos más accesible para atacar. En un momento de crisis económica mundial, en el que Europa ha decidido adoptar la senda de la austeridad, los recortes en lo público, concretamente en el aprendizaje de las generaciones más jóvenes, que son los pilares de nuestro futuro, constituyen la principal carencia y obstáculo para la salida de la crisis.

En España los continuos cambios que se han sucedido en la educación pública han contribuido a su debilitamiento y a que la educación privada, especialmente, en colegios y cada vez más en universidades, se erija como la alternativa para conseguir un buen nivel educativo. Desde mi punto de vista se ha optado sin fisuras por la accesibilidad universal  de alfabetizar a todos los alumnos relegando y olvidando el nivel que se imparte en estos centros. Universalidad de estudios no significa reducción del nivel de estudios, hecho que se ha logrado conseguir. Este salto atrás, donde se ve con claridad en los alumnos de la LOGSE, se sigue arrastrando durante toda la vida académica.

En mi experiencia académica que se ha basado en la asistencia a colegio concertado, instituto y universidad pública he notado y sigo notando ese retraso educativo derivado de nuestros cambiantes planes de estudio. Durante mi vida estudiantil lo que más he valorado y ha dejado huella en mi memoria son esos profesores que debido a su profesionalidad, oratoria, entusiasmo, interés y empatía conseguían que contara las horas para que llegara el momento de su clase. Evidentemente, el aprendizaje de lo nuevo, lo oculto, lo desconocido es la mejor experiencia que se deriva de la vida estudiantil, pero para que este proceso de continuo conocimiento-descubrimiento de contenidos sea interesante la pieza clave es ese profesor que no siempre aparece capaz de cargar con las ilusiones de los alumnos.

La parte negativa de este proceso, más allá del bajo nivel comentado existente en nuestra educación pública, son esos profesores que dan clases meramente como una forma de ganarse la vida y que olvidan todo lo demás. Que en muchas ocasiones se valen de las nuevas tecnologías, concretamente el power-point, para suplir su falta de preparación y profesionalidad y no lo utilizan como soporte complementario como debería usarse en realidad. En lo que se refiere a metodología no defiendo exclusivamente ni la opción por los exámenes ni la opción por los trabajos, el planteamiento de estas dos opciones varían en gran medida según cada profesor. Lo ideal es encontrar el término medio y saber plantear con coherencia ambas alternativas. Ningún concepto es la verdadera solución, su puesta en práctica determina la viabilidad de dicho mecanismo.
En lo que concierne a la universidad, aparte del desinterés de determinados profesores, lo que más hecho en falta en su vinculación con la actualidad. Los conceptos teóricos dejan de ser válidos en la mente de los alumnos si estos no se conciben en la vida real. 

La educación es el futuro de nuestro mundo, sin ella el camino deja de tener rumbo. La educación debería servir para poder mejorar y afirmar que "Otro mundo es posible" no para perpetuar sus vicios y defectos. La educación es el camino a seguir no a destruir. Si la educación nos hace libre, sólo nos hace falta volar.